AFECTO

Sobreprotección en la diversidad.

Sobreprotección significa exceso de protección. Cuando hablamos de niños y niñas con diversidad es todavía más evidente y acusada. Los padres y madres queremos evitar a nuestros hijos e hijas la mayor cantidad posible de riesgos y dificultades de la vida, “protegerlos” del entorno que se percibe como una amenaza hacia ellos y ellas. Este instinto de blindaje asociado a la necesidad de defensa y protección, algo tan humano como proteger al ser querido puede traer consecuencias negativas que comentamos a continuación:  

Cuando sobreprotegemos, creamos como una burbuja de protección alrededor de las personas con diversidad funcional, especialmente en los niños y niñas pequeños y pequeñas, que dificulta explorar sus potencialidades y mejorar su autoestima. Hay que reflexionar sobre los comportamientos que se tienen hacia las personas con diversidad, ya que, en ocasiones, en lugar de ayudarles, estamos limitando su independencia y libertad personal.   

La familia es la primera entidad que influye en niños y niñas, transmite valores, costumbres y creencias mediante la convivencia diaria. Los niños y niñas deben de vivir en un hogar con amor, respeto y cariño que les permita desarrollarse como seres independientes. Sin embargo, en muchas ocasiones este cariño se confunde por una protección excesiva que limita su exploración del mundo, el aprendizaje y la comprensión de su entorno, generando consecuencias negativas que debemos conocer:  

  • Falta de autonomía al tomar sus decisiones o al enfrentarse a retos que se le presentan, generando en ocasiones frustraciones al no verse capaz. 
  • Inseguridad y timidez.  
  • Dificultando el desarrollo creativo y personal.  
  • Sentimientos de miedo a la soledad cuando no están con sus familias, a su entorno, sentirse amenazados por las personas.  
  • Falta de interés y despreocupación por los asuntos personales, ya que tienen la costumbre de que otras personas se hagan cargo en su lugar 

Por todo esto debemos considerar tres pilares fundamentales: El amor, la disciplina y el respeto. Con estos componentes se podrá proporcionar a los niños y niñas una crianza equilibrada donde haya afecto y educación. Las familias debemos comprender que, aunque estemos en una sociedad donde el error es siempre negativo, permitir a los niños y niñas probar y equivocarse forma parte del aprendizaje. Se recomienda alabar y reforzar aquellas cosas que se realizan bien, y apoyar y guiar los retos no conseguidos enseñando cómo perseverar, para acabar consiguiéndolos.   

Diversidad y sobreprotección   

La preocupación por la salud, el miedo a la discriminación y el abuso, junto al miedo y la culpa por la diversidad, son el detonante en muchas ocasiones de estas conductas sobreprotectoras hacia los hijos e hijas con discapacidad. 

La sobreprotección ejerce un efecto contrario a lo que queremos conseguir, por ejemplo, en el caso de los niños y niñas  con problema de lenguaje, puede darse la situación de que las personas adultas asuman esa dificultad reduciendo la estimulación que ejercen sobre el lenguaje verbal en los pequeños y pequeñas, retrasando aún más la comunicación.  Igualmente pasa con otros problemas que precisan un gran esfuerzo físico de la persona con diversidad. No se trata de forzar sino de estimular y fomentar esas conductas y hábitos, como se haría a otra persona sin estas patologías, un esfuerzo.  

Evitar la sobreprotección. Un reto imprescindible.  

Es necesario fomentar la autonomía y responsabilidad, siempre adecuándolo a la diversidad que tenga y sus posibilidades, estimular el aprendizaje a través del juego, potenciar igualmente la solución de problemas y la búsqueda de alternativas de forma individual, potenciando el esfuerzo personal para conseguir lo que quiere. 

Cuando pensamos en los principales retos que tienen que afrontar los niños y niñas con diversidad, la exclusión social es uno de los primeros problemas que nos viene a la mente. Sin embargo, no se trata del único obstáculo al que tienen que enfrentarse, en muchos casos también deben hacer frente a la sobreprotección de sus padres y madres. Este estilo de crianza suele pasar por alto que muchos de estos niños y niñas también poseen habilidades excepcionales y son capaces de llevar una vida normativa, solo que a un ritmo diferente. Por esa razón, sobreproteger en exceso o poner límites para intentar “proteger” no solo no ayuda, sino que representa un obstáculo para su desarrollo. 

El sentimiento de inferioridad y la falta de confianza en uno mismo, es un obstáculo para el desarrollo de cualquier persona que quiere probar algo nuevo o diferente, si lo impedimos por temor a que no salga bien, les estaremos transmitiendo la idea de que no es capaz de hacer cosas por sí solo o sola. A corto plazo puede suponer algo positivo, sin embargo, a la larga perderán la autoconfianza y evitarán intentar hacer las cosas por su cuenta, pues pensarán que no lo conseguirá o, por el contrario, si lo intentan, fallarán, convirtiéndose en una profecía autocumplida.  

Como el resto de las personas, los niños con diversidad necesitan límites en su vida, los límites no son negativos, les ayudan a poner orden y conferirle un sentido a su mundo, es importante no sobrepasarnos con estos límites y darles libertad para que puedan explorar su entorno, descubrir el mundo que les rodea y establecer vínculos con otras personas. 

 ¿Y si se equivocan? No pasa nada, los errores son pasos fundamentales del aprendizaje que estimulan la perseverancia, la autonomía, la autoconfianza y la resiliencia. Confía en ellos y ellas, mantente atento por si realmente necesitan tu ayuda, pero trata de evitar ponerles obstáculos que lastren su desarrollo, solo así lograrás que sean personas adultas capacitadas en un mundo que aún tiene mucho que aprender sobre diversidad y en el que todos y todas somos diversos.      

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