Está constatado que la calidad de los vínculos familiares es un factor clave y determinante en la salud emocional de nuestros hijas y nuestras hijos. En ocasiones, las relaciones adultas acaban en separaciones o divorcios, afectando en mayor o menor medida a los hijos e hijas.
Una de las cuestiones que más preocupa a los padres y madres es el impacto psicológico que les pueda provocar, puesto que en ocasiones surgen dificultades que se ven acrecentadas por la falta de apoyo o ayuda de alguien que les guíe en qué hacer o cómo hacerlo.
Los niños y las niñas tienen más dificultades para hacer frente a estos cambios porque no tienen suficientes estrategias de afrontamiento. Algunas de las reacciones generales que experimentan son tristeza, síntoma de deslealtad, incertidumbre, culpa, ira o miedo entre otras
Estas reacciones son normales y la ansiedad se manifiesta con síntomas que pueden variar según en el momento evolutivo que se encuentren. A través de su conducta, los niños y las niñas intentan comunicarnos las dificultades que está teniendo para adaptarse a los nuevos cambios. Por otro lado, estas reacciones no siempre son experimentadas de la misma manera, pudiendo variar en función de las experiencias personales.
La finalidad principal es superar el proceso con el menor estrés y dolor posible e intentar salir con más fortaleza de él.
Aspectos clave que deben cuidarse en casos de separación o divorcio
A veces los padres y madres al percibir dificultades en sus hijos e hijas, se preocupan y se preguntan si han tomado la decisión adecuada. Para evitar la culpa de verles sufrir por las decisiones que han tomado se pueden negar falsamente los síntomas anteriormente indicados. Sin embargo, esto deja a los niños y las niñas sin el amparo necesario y los hace sentir con poco reconocimiento.
Algunas de las recomendaciones que pueden útiles tiene que ver con:
- Compartir experiencias y encontrar tiempo para disfrutar en familia, realizando actividades que ambos disfruten y que el tiempo invertido sea de calidad.
- Explicar que la ruptura de pareja no fue por su culpa, y que no es su responsabilidad arreglar las cosas, ya que ambas partes estarán disponibles para lo que necesiten, por lo que les aportará confianza.
- Velar por la organización y disciplina. Todos los niños y las niñas necesitan saber qué comportamientos son adecuados y cuáles no, por eso se deben establecer normas y límites claros y seguirlos consistentemente. Si bien es en estos momentos cuando más organización necesitan.
- Es de vital importancia no discutir ni hablar de la expareja en presencia de los niños o niñas.
- Es importante evitar involucrar a los hijos e hijas en el conflicto ya que se ha evidenciado que las madre y los padres tienen una gran peso en cómo hacen frente los niños y las niñas la nueva situación. Las personas adultas pueden hacer un esfuerzo por mantenerles ajenos y alejados a este tipo de situaciones
Estar fuertes y accesibles dentro de nuestras posibilidades puede ayudarles para guiar y acompañar en este proceso creando una sensación de seguridad. Los niños y las niñas necesitan ver satisfechas sus necesidades y requieren de una persona adulta que les proteja, apoye, ofreciendo afecto y comunicación constante.
Como comunicar la decisión
Conviene tener en cuenta que no hay un tiempo estándar y que depende de cada caso, pero debe producirse con el espacio suficiente para que los niños y las niñas pueda asimilar la decisión y los cambios que se van a producir. Los cambios más frecuentes están relacionados con menor disponibilidad de una de las partes, disminución de ingresos económicos y cambios de residencia, escuela o amistades.
Lo ideal es comunicárselo de forma conjunta, trasmitiéndoles que es una decisión meditada, explicando cómo será la organización familiar evitando señalar responsables, y respondiendo a todas sus preguntas con seguridad. Son momentos de incertidumbre por lo que es importante transmitir que la situación es segura.
Es por ello que la información que se les trasmite debe ajustarse a la situación, edad y capacidad de comprensión de los niños y las niñas.
- HIJOS E HIJAS MENORES DE 5 AÑOS
Las explicaciones han de ser sencillas, breves, y concisas ya que hasta esta edad los padres y madres son percibidos como una unidad que no se puede separar. Las rutinas y horarios estables ayudan a los niños y niñas a sentirse seguros.
- HIJOS E HIJAS ENTRE 5 Y 8 AÑOS
En esta etapa necesitan etapa necesitan saber cómo el divorcio les afectará personalmente. Pueden echarse la culpa de la separación y pueden tener fantasías sobre la posible reconciliación familiar y problemas de lealtad. Debemos recordarles que ambos progenitores seguirán queriéndoles igual
- HIJOS E HIJAS ENTRE 9 Y 12 AÑOS
En este momento evolutivo pueden entender la separación como un problema de sus madres y padres y no tanto suyo. Están preocupados y preocupadas en términos de bueno-malo o correcto-incorrecto. Pueden sentir enfado con las figuras parentales, considerando que infringen o incumplen las reglas, ya que poseen un sentido más estricto de lo que está bien o mal.
- HIJOS E HIJAS ADOLESCENTES
En este momento desarrollan una mayor independencia, pero aún están muy ligados a sus madres y padres. Pueden comportarse de manera más contradictoria ante el hecho de la separación. En algunas ocasiones entienden la separación y deciden no posicionarse por ninguna de las partes o por el contrario niegan el problema y se encierran en sí. La adolescencia es una etapa donde las emociones se viven muy con gran intensidad.
Aparecen preocupaciones por los efectos del divorcio en cuanto a la disminución de recursos económicos. Necesita aún el apoyo emocional de ambas figuras parentales y normas de actuación.
Sea cual sea la edad de los hijos e hijas siempre es importante estar atentos a sus reacciones emocionales y comportamentales.
Si sus reacciones continúan durante más de seis meses o se intensifican demasiado, es recomendable consultar a profesionales.
Importancia de la corresponsabilidad
La manera en la que se desempeña la función como madres y padres constituye un elemento fundamental. Es muy importante que ambos acuerden asuntos relacionados con la crianza, se respeten y reconozcan la importancia de la otra parte.
Buscar su correcto desarrollo conlleva una relación colaboradora, donde puedan comunicarse de manera eficaz para distribuirse el trabajo con sus hijos e hijas y puedan gestionar conjuntamente las decisiones que afecten a temas vinculados a la cocrianza.
En definitiva, es condición indispensable una estabilidad en todos los ámbitos de su vida para crear un clima de seguridad teniendo presente el principio básico de velar por los intereses de sus hijos e hijas priorizando su bienestar.