Disfrutar tiempo en familia no siempre es fácil

La necesidad de pasar tiempo en familia nace del deseo de compartir vivencias enriquecedoras con las personas que queremos. Estos momentos son idóneos para crear vínculos y lazos afectivos que permitan superar las adversidades. 

 

El esfuerzo por equilibrar el tiempo en familia con otros compromisos y actividades externas es uno de los aspectos más desafiantes en la educación de los hijos y de las hijas, especialmente a medida que van creciendo. Muchos padres y madres deseamos pasar tiempo en familia para fortalecer las relaciones, pero a veces tratar de despejar tiempo para este propósito suele ser más difícil de lo esperado debido a los compromisos laborales, así como a las actividades de los hijos e hijas. Si nuestro estribillo nocturno consiste en mencionar lo cansados ​​que estamos nosotros y nosotras, y los niños y niñas, quizás estemos luchando por hallar un equilibrio entre el trabajo, la escuela y las actividades de todos y todas. 

Una de las dificultades, es disponer del tiempo necesario para poder atender las demandas de nuestros hijos e hijas: biberones, preparar almuerzos, deberes, reuniones con profesores, curar heridas, coser rodilleras… entre otros muchos quehaceres. Entonces, ¿cuanto tiempo de calidad nos queda para disfrutar y compartir en familia?  

Quién no ha pensado en algún momento: “¿cuándo llegarán las ansiadas vacaciones?”. Los niños y niñas también. De modo, que el periodo no lectivo puede ser el momento idóneo para enmarcar todo lo anterior y poner en marcha aquello que llevamos tiempo querer hacer. 

Parar el reloj para disfrutar en familia

El periodo vacacional, puede ser un gran momento para descansar física y mentalmente, pero sobre todo para descubrirnos y disfrutarnos. Esos momentos nos pueden ayudar, para, aparte de salir de la vorágine diaria, poder aprender juntos sobre emociones y comportamientos saludables que asentarán las bases del bienestar del niño y de la niña y de la familia a muchos niveles. Esto supone compartir, observar, interactuar, jugar, escuchar… Lo que va a desencadenar en la felicidad conjunta. 

Suena muy bien compartir tiempo con nuestros hijos e hijas, pero hay una realidad, y se llama conciliación. Y es que, hay padres y madres que trabajamos durante el periodo no lectivo y nos echamos a temblar pensando en la cantidad de horas libres que van a estar en casa nuestros hijos e hijas. Pero… ¿y si aprovechamos “vivir sin horario”, paramos el reloj y pasamos tiempo de calidad con nuestros hijos e hijas? 

La infancia está llena de bellos momentos, de descubrimientos, de crecimiento y aprendizaje. Los momentos significativos, de total presencia con nuestros hijos e hijas, les ayudarán a que desarrollen una autoestima saludable, una mayor sensación de bienestar familiar y personal, y les harán personas seguras y confiadas. 

Muchas veces la teoría la sabemos. ¿Cómo ponemos en práctica todo aquello que leemos, nos dicen, hemos oído…? Solo tenemos que respirar, y mirar lo que nos rodea, e intentar buscar pequeños espacios y tiempos para crear grandes momentos, los cuales les serán recuerdos de una infancia feliz en el futuro: el desayuno como momento de carga para empezar el día, un paseo en familia, preparar algún postre, recoger la ropa, hacer la compra… Tareas del día a día en las que se puedan sentir útiles a la vez que comparten tiempo con nosotros y nosotras. Pero también tiempo de juego, porque, ¿cuántas veces nos reclaman nuestros hijos e hijas diciendo: “mamá, papá… juegas conmigo”? 

La clave puede estar en transformar todo el tiempo que pasemos con los pequeños y pequeñas, sea mucho o poco, en tiempo de calidad y de disfrute 

Beneficios del tiempo en familia

Como sabemos los momentos compartidos en familia producen beneficios para todos y todas. Alguno de esto beneficios pueden ser: 

  • Mejora el clima y la comunicación familiar. 
  • Incrementa los vínculos afectivos. 
  • Fomenta el desarrollo de los pequeños y pequeñas: físico, social, afectivo, cognitivo, etc. 
  • Se favorece el conocimiento mutuo. Consigues conocer mejor a tus hijos e hijas, y ellos y ellas a ti. 
  • Se generan aprendizajes mutuos, con un enriquecimiento común. 
  • Contribuye a liberar el estrés y la tensión. Divertirnos y hacer actividades de forma que podamos disfrutar, nos ayuda a liberar tensiones. 
  • Aumenta la confianza, la seguridad y la autoestima. De este modo, los niños y niñas sienten amor y cariño. 

Tiempo: el mejor regalo

Así, darle prioridad al tiempo en familia nos ayudará a que los lazos que creemos con los hijos e hijas, antes de que abandonen el nido, puedan durar toda la vida. A medida que tus hijos e hijas crezcan, podrás orientarles a tomar más decisiones y permitirles elegir actividades de vez en cuando. Si inviertes en este tiempo, habrás consolidado una base de momentos y recuerdos significativos que te mantendrán conectado con ellos y ellas a medida que se adentren en la adultez. Así, ese podrá ser su regalo más preciado y duradero. Porque el compromiso de tiempo no tiene por qué ser enorme, pero sí constante. 

“La crianza puede ser hermosa, siempre y cuando no nos la perdamos”. Andreína Pereda. 

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