EXCESO DE EXTRAESCOLARES Y ESTRÉS INFANTIL

A día de hoy existen numerosos avances tecnológicos y sociales que nos han facilitado la vida en sociedad y con ello también nuestra labor como madres y padres, sin embargo, el ritmo acelerado al que nos hemos tenido que adaptar actualmente ha dado como resultado sociedades cada vez más estresadas.  

Pese a lo conscientes que somos como personas adultas del estrés en nuestra vida, a veces nos resulta extraño pensar que éste pueda afectar a la infancia. Sin embargo, no podemos olvidar que en el desarrollo de la vida de nuestros hijos e hijas surgen nuevas rutinas y actividades (ya sean escolares o no) que además suponen el establecimiento de nuevas relaciones de amistad. Todo esto en un momento en el que aún continúan desarrollándose física, emocional y socialmente y donde no siempre pueden estar acompañados de su madre o padre. 

EL ESTRÉS COMO MECANISMO NATURAL

Hasta hoy sabemos que el estrés es un mecanismo natural de respuesta ante una determinada situación de alarma que nos genera una sensación de peligro o una alerta, liberando lo que conocemos como cortisol; la hormona del estrés. El peligro se da cuando estos niveles de cortisol se mantienen elevados en nuestro cuerpo más tiempo del que dura la situación que lo provoca.  

El desarrollo de la vida de nuestros hijos e hijas conlleva la adaptación a diversas actividades de la vida diaria y situaciones que pueden desencadenar pequeños episodios de estrés infantil, como puede ser el proceso de escolarización, las excesivas demandas que ejercemos como madres, padres, familiares o profes 

onales educativos, las exigencias en la escuela, el nacimiento de un hermano o hermana, la separación continuada de uno de los progenitores o la pérdida de algún familiar.  

Organizaciones como UNICEF destacan la importancia de entender que no todos los niños y las niñas reaccionan de forma igualitaria ante el estrés y que en esto influye además de la cultura, la manera en la que aprenden a expresar sus emociones. Sin embargo, algunos expertos nos indican que existen una serie de señales que podemos observar en nuestros hijos e hijas que nos pueden ayudar a identificar el estrés.  

Es importante conocer que estos síntomas se pueden manifestar no solo de forma física sino también de manera comportamental. Los síntomas más comunes de estrés infantil son: 

  • Alteraciones del sueño o dificultades para conciliar.  
  • Tartamudeos, cefaleas, o molestias estomacales persistentes.  
  • Excesiva preocupación o ansiedad; miedos recurrentes o dependencia hacia los progenitores y progenitoras, y/o manifestaciones de rabia y llanto.  

“Estas señales se dan de manera temporal como respuesta a una determinada situación que genera un agobio o un peligro. Si observamos que se mantienen de forma permanente o durante un periodo largo en nuestros hijos e hijas es recomendable que consultemos a una persona especialista.” 

HOBBIES Y EXTRAESCOLARES EQUILIBRADAS

Entre los 6 y los 12 años es la etapa en que nuestros hijos e hijas empiezan a manifestar sus primeros hobbies, intereses y aficiones, que bien sabemos que, aunque pueden o no mantenerlas a lo largo de su vida, su desarrollo a edades tempranas resulta muy positivo para el aprendizaje de nuevas habilidades y conocimientos, además de suponer un medio para completar su formación.  

Actualmente el ritmo laboral de las personas adultas nos ha llevado a que habitualmente queramos rellenar todo el tiempo libre del que disponen nuestros hijos e hijas como un medio para mejorar la conciliación familiar. Según estudios, en España, el 90% de los niños y niñas entre 6 y 16 años realizan alguna actividad extraescolar y alrededor de un 40% tienen problemas de estrés. 

Pese a que sabemos que la organización del tiempo de nuestros hijos e hijas es algo positivo para su desarrollo, a menudo nos ocurre que podemos perder el equilibrio entre el tiempo que dedican a practicar alguna actividad fuera del horario escolar, y el que dedican al descanso o al juego, siendo esto igualmente importante para su desarrollo.  

No olvidemos que a veces podemos estar exigiendo demasiado a nuestros hijos e hijas desencadenando episodios de estrés infantil de los que a menudo podemos no ser conscientes.  

CONSEJOS PARA AYUDARLES A REDUCIR EL ESTRÉS

  1. Asegurarnos que tiene en su día a día un tiempo para no hacer nada. Uno de los mayores factores de estrés infantil es el exceso de actividades diarias a las que tienen que acudir a lo largo del día, por lo que es importante que tenga un tiempo diario para descansar y dedicarlo a estar inactivo o inactiva. 
  1. Permite que jueguen diariamente. Asegurarte que tus hijos e hijas dedican un tiempo diario a jugar o realizar alguna actividad física sin que exista ningún tipo de presión o competencia. Incluso, acompañarlos y jugar con ellos y ellas.  
  1. Garantiza que duerman las horas necesarias para su edad. Reduce si es necesario los compromisos diarios, propiciando un mejor descanso y rendimiento escolar, y garantiza que duerman las horas recomendadas para su edad.  
  1. Enseña a tus hijos e hijas a identificar el malestar en sus cuerpos. Enseñar a tus hijos e hijas a comprender su propio cuerpo puede ayudarles a identificar cómo están y detectar dónde y qué les duele, así como a expresarlo verbalmente.  
  1. Maneja y gestiona tu estrés. Cuando estamos estresadas o estresados podemos trasmitir a nuestros hijos e hijas ese estado, por lo que se recomienda que tratemos de ser conscientes de la importancia del manejo de nuestro propio estrés para servir de modelo. 
  1. Prepara a tus hijos e hijas para cometer errores. A menudo el estrés infantil es provocado por emociones tan intensas como el miedo que tienen nuestros hijos e hijas a cometer errores. Enséñales que equivocarse forma parte del proceso porque ayudará a que normalicen sus errores y aprendan a buscar soluciones.  

NUESTRO APOYO ES FUNDAMENTAL

En definitiva, como madres y padres es importante hacer partícipes a nuestros hijos e hijas de aquellas decisiones que afectan a la vida familiar y abordar conjuntamente aquellos cambios que ocurran y puedan ser motivo de estrés. Manejar una comunicación adecuada en familia les ayuda a solucionar problemas futuros.  

Es importante que aprendamos que nuestros hijos e hijas también necesitan recompensas que refuercen sus conductas positivas a la hora de afrontar determinadas situaciones y no solo centrarnos en señalar las negativas. 

Muchas veces el exceso de extraescolares se produce por el cúmulo de aquellas actividades que a nuestros hijos e hijas les gusta, con las que como madres y padres elegimos, sumadas a las que la sociedad considera necesarias para su desarrollo.  

En resumen, manejar una comunicación abierta a la negociación con nuestros hijos e hijas, desde la elección de las actividades hasta la continuidad de las mismas, nos puede servir de ayuda para evitar el estrés infantil.  

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