Mejorando nuestra alianza con la escuela
El inicio de las clases está a la vuelta de la esquina y seguramente ya estamos preparando materiales, revisando listas y ultimando detalles para tenerlo todo preparado el primer día de clase. Las cuestiones de logística y, dependiendo de la etapa educativa, el acompañamiento emocional de nuestros hijos e hijas, acaparan una parte importante de nuestro pensamiento estos días. Sabemos que tenemos un papel importante y queremos hacerlo lo mejor posible.
Aprovechando el inicio de un nuevo curso escolar, os proponemos reflexionar sobre una cuestión que, entre tanto preparativo, a veces pasa más desapercibida: nuestro papel a la hora de establecer una buena alianza entre la familia y la escuela.
Alianza con la escuela, ¿de qué estamos hablando?
Durante las últimas décadas hemos experimentado cambios importantes en nuestra sociedad, cambios que se reflejan en la familia y también en la escuela. Si echamos la vista atrás y miramos a las generaciones anteriores, a nuestros padres y madres, seguramente encontramos muchas diferencias. Es bastante probable que formasen parte de familias más extensas, familias que compartían la crianza entre varias generaciones y asumían casi con exclusividad la socialización de sus niños y niñas. En esos años, no tan lejanos, el trabajo de la escuela estaba enfocado casi exclusivamente a los conocimientos académicos, existiendo poca interacción entre familia y escuela. Podríamos decir que tenían repartidas sus tareas y funcionaban como si fuesen compartimentos estancos, cada uno a lo suyo.
La realidad a día de hoy es bastante diferente, existe un alto consenso al establecer que la escuela es el segundo agente de socialización más importante en el desarrollo infantil, solo superado por la familia, y es que actualmente los niños y niñas se incorporan antes al sistema educativo y además el tiempo que pasan en la escuela es mayor. La escuela es un espacio de encuentro entre iguales en el que aprendemos normas de convivencia, habilidades sociales o valores básicos para nuestro desarrollo como puede ser la tolerancia o la aceptación de la diversidad. Por si esto fuera poco, también supone el primer espacio reglado y normativo al que pertenecemos, en el que aparecen nuevas figuras de autoridad fuera del contexto de nuestra familia. Es un espacio que contribuye a modelar nuestra personalidad y que tiene un peso importante en nuestra adaptación social.
Familia y escuela constituyen los dos pilares más importantes en la educación de nuestros hijos e hijas, siendo ambos esenciales y complementarios, y compartiendo un objetivo común: el desarrollo integral de nuestros hijos e hijas como personas únicas que son, fomentando sus capacidades y potenciando sus competencias.
Para que esto sea posible es necesario crear una alianza, entendiendo esta como una relación de confianza, en la que ambos pilares se escuchan y están abiertos a las sugerencias del otro, reconociendo que la perfección no existe y que ambos tienen derecho a equivocarse, valorando el trabajo y el esfuerzo realizado por ambas partes, complementado las prácticas educativas.
La existencia de una buena alianza repercute positivamente en nuestros hijos e hijas.
Independientemente de la etapa educativa en la que se encuentren nuestros hijos e hijas, tener una buena relación con la escuela repercutirá positivamente en ellos y ellas. Está demostrado que una buena relación entre la familia y la escuela se traduce en la mejora de:
- La actitud y el comportamiento de nuestros hijos e hijas, existiendo una repercusión positiva en el desarrollo de su autonomía, su responsabilidad social y en la calidad de las relaciones que establecen.
- La percepción de la escuela, viendo esta como un lugar seguro, lo que facilita la permanencia en el sistema educativo durante más tiempo.
- La obtención de mejores calificaciones y, directamente relacionado con esto, la existencia de un menor fracaso escolar.
¿Qué puedo hacer para fortalecer esta alianza?
Son muchas las estrategias que podemos utilizar para mejorar nuestra relación y trasladar a nuestros hijos e hijas un mensaje coherente que haga su proceso de aprendizaje más sencillo, aquí os dejamos algunas pistas:
- Cuidar nuestras palabras. Cuando nos refiramos al colegio o al profesorado delante de nuestros hijos e hijas, hacerlo de manera respetuosa. Si nosotros no les respetamos será difícil que ellos y ellas lo hagan.
- Hablar con nuestro hijo o hija sobre la escuela. Mostrar interés por lo que está aprendiendo y por cómo se encuentra allí, trabajar la comunicación para que pueda compartirnos sus alegrías y cuando sea necesario también sus preocupaciones.
- Comunicarnos con el centro. Acudir siempre que podamos a las reuniones convocadas, contestar a los emails o tener al menos un par de tutorías por curso escolar. Y lo más importante, no esperar a que exista un conflicto para poner una reunión con su tutor o tutora.
- Buscar apoyo cuando detectemos alguna dificultad. Actuar con agilidad, evitando que las situaciones se agraven y/o cronifiquen.
- Participar en la escuela siempre que podamos. Formar parte del AMPA o involucrarnos en la organización de alguna actividad contribuye a la mejora de nuestra relación.
- Dar continuidad a lo aprendido, reforzando el trabajo de la escuela. Muchas veces podemos dar continuidad a lo trabajado en el colegio con alguna experiencia en familia, alguna excursión o adquiriendo algún nuevo hábito en casa. También es importante apoyar a nuestros hijos e hijas con las tareas escolares, favoreciendo el desarrollo de su responsabilidad.
¿Y si las cosas no salen bien?
Es importante no perder de vista el ejemplo que queremos dar a nuestros hijos e hijas. Y es que no siempre está en nuestra mano la creación de esta alianza tan beneficiosa. Si a pesar de nuestra predisposición las cosas no salen bien es importante reflexionar sobre la postura que queremos tomar, sin olvidar que hay cuestiones que tenemos que resolver entre adultos, priorizando lo que sea mejor para nuestros hijos e hijas. Recuerda que nuestra manera de gestionar esta situación también formará parte de su aprendizaje.
Pensar en nuestro papel para poder buscar la fórmula que mejor se adapte a nuestra familia.
Como en todos los temas relativos a la crianza no existe una única manera de hacer las cosas, cada familia es un universo diferente y crea su alianza con la escuela a partir de su realidad, su disponibilidad y sus circunstancias particulares. ¿Y tú cómo lo haces?, compártenos tus estrategias para mejorar nuestra relación con la escuela a través de los comentarios.
Elena
20 de marzo de 2023Debería haber más orientadores en los centros educativos,porque en cuanto un padre detecta un problema sea mayor o menor en el niño existe la posibilidad que la orientadora no le pueda ver porque tiene la agenda llena y con lista de espera.
Beatriz
24 de marzo de 2023Un artículo interesante y con muchas aportaciones
PAIF
6 de junio de 2023Estamos de acuerdo. La figura de orientación es muy importante en los recursos escolares.
PAIF
6 de junio de 2023Gracias