Corresponsabilidad no es ayudar

“Mi pareja me ayuda en casa”. ¿Cuántas veces hemos oído esta frase? Afortunadamente cada vez nos chirría más. Y es que cuando hablamos de responsabilidades en el hogar y más en la crianza cada vez tenemos más claro que no se trata de ayudar, si no de asumir la responsabilidad personal que conlleva. Por eso ahora hablamos de corresponsabilidad y no de ayudar.

Desigualdad en el hogar

La familia sigue siendo el lugar donde esperamos que se ejerza el cuidado y el afecto de sus miembros. Pero no siempre se asume la responsabilidad entre hombres y mujeres desde la igualdad. Actualmente, los datos obtenidos en la última “Encuesta de Usos del Tiempo” del Instituto Nacional de Estadística, nos muestran que las tareas y responsabilidades en el hogar siguen siendo asumidas mayoritariamente por las mujeres. Las mujeres activas laboralmente dedican una media de 3 horas y 47 minutos a actividades de hogar y familia, frente a las 2 horas y 21 minutos de los hombres, lo que supone una diferencia de más de 9 horas semanales.

Este desigual reparto del trabajo doméstico y de cuidado supone para la gran mayoría de mujeres, que desarrollan trabajos remunerados, el gran problema de la doble jornada y, en otras ocasiones, las coloca ante la disyuntiva de tener que elegir entre trabajo y familia.

La falta de corresponsabilidad no solo tiene consecuencias negativas sobre las mujeres, sino que estas consecuencias se trasladan a toda la familia. Cuando el reparto de las responsabilidades no es equitativo, o este es inexistente, la atención a niños, niñas, mayores y personas dependientes en la familia se ve en detrimento. Dicha situación conlleva que los hombres no participen activamente en el cuidado de sus familiares, minando sus lazos afectivos y su propio desarrollo personal. También hay que reseñar que la ausencia de corresponsabilidad es una fuente de conflicto en las familias, donde no puede generarse un buen clima de convivencia cuando uno de sus miembros se ve sometido a la sobrecarga y al estrés como consecuencia de la dejación y la falta de implicación de la otra parte. 

Para un bienestar común donde estemos todas y todos es necesario eliminar los estereotipos y tradiciones basadas en el sexismo, y sustituirlos por una convivencia fundada en la justicia, en el reparto de responsabilidades y en la construcción de forma conjunta entre hombres y mujeres, no sólo el espacio público sino también el privado. 

Carga mental, el peso invisible.

Eliminar la realidad de “él me ayuda” no se trata de un reparto al 50%, ya que las realidades de cada familia son distintas. Hay que dar visibilidad a las tareas denominadas invisibles, que comúnmente llevan a cabo las mujeres en el ámbito doméstico y familiar, estas son las que conectan con la llamada carga mental, actividades como organizar el menú familiar, hacer la lista de la compra, estar pendiente de las vacunaciones, etc. Y para este cambio, es de gran importancia la coeducación que no incluye solo los trabajos domésticos, sino que tiene que ver con una educación en valores que abarcan todos los aspectos de las personas y todos los ámbitos de nuestra vida.

 

Algo que puede facilitar el cambio es establecer una buena comunicación, sin acusaciones, ni hacer sentir culpable, proponiendo soluciones, hablando como un equipo, y proponiendo un objetivo común. Eduquemos en igualdad, potenciemos valores y capacidades individuales que contribuyan a eliminar los micromachismos.

Ventajas de la corresponsabilidad

Para terminar os dejamos algunas ventajas que nos proporciona funcionar con corresponsabilidad:

Para nuestros hijos e hijas

  • Reduce y evita roles y estereotipos de género: cultura social centrada en las capacidades
  • Promueve la asunción de responsabilidades
  • Fomenta el trabajo en equipo: sentimiento de pertenencia
  • Afianza una autoestima saludable

Para las madres y padres

  • Aporta más tiempo libre
  • Reduce la carga mental y la reactividad
  • Mejora el estado anímico
  • Hace que te des cuenta del esfuerzo y las necesidades de los que más queremos.

Para la familia:

  • Las tareas se realizan mejor y más rápido
  • Se reducen los conflictos en el hogar
  • Mejoran las relaciones aumentando el bienestar familiar
  • Se crean más oportunidades para compartir momentos en familia

Asumamos nuestro papel y responsabilidad para educar en un mundo más igualitario.

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