Vivimos tiempos complicados en los que a menudo tenemos que enfrentarnos a situaciones desagradables y difícilmente imaginables. ¿Quién nos iba a decir que tendríamos que explicarles a nuestros hijos e hijas cómo protegerse de una pandemia o, cómo estamos viviendo ahora, que existe un conflicto bélico que sentimos tan cercano? Desde luego, ser madre o padre en estos momentos puede suponer un reto para acompañarlos a digerir lo que está ocurriendo en el mundo de una forma equilibrada y saludable.
La sobreinformación, un problema de los nuevos tiempos
Profesionales de salud mental y de la comunicación advierten del riesgo de la sobreinformación para nuestro estado de ánimo, ya que la capacidad que tenemos para cambiar este tipo de situaciones es muy limitada o nula. Esto no significa estar desinformarnos, pero sí la necesidad de regular la cantidad, calidad y frecuencia de exposición a las noticias que vamos teniendo para cuidar nuestra salud mental.
Pero si esto es tan complicado de gestionar para las personas adultas, ¿cómo lo afrontarán nuestros hijos y nuestras hijas?
Para comenzar, las familias necesitamos conocer cuáles son sus necesidades y así poder dar respuesta a todas sus inquietudes y preocupaciones. Principalmente en la etapa de infantil o los primeros años de primaria, es importante saber que ciertas funciones de su cerebro aún están en proceso de desarrollo. Esto significa que aún no tiene la capacidad suficiente para enfrentarse de manera ajustada a conceptos derivados de contextos como los que se viven en una guerra. Ellos y ellas necesitan sentir protección, por eso es importante usar mensajes positivos como:«hay muchas personas ayudando o intentando solucionar este tipo de conflictos».
Ponernos en su mente y entender cómo razonan, nos ayudará a acercarnos a la perspectiva de cómo perciben el conflicto. Por ejemplo, la dificultad para comprender las distancias geográficas puede generarles una sensación de peligro inmediato y cercano que no se ajusta a la realidad.
Ponernos en su mente nos ayudará a acercarnos emocionalmente a cómo lo están viviendo.
¿Qué podemos hacer al hablar del tema?
Lanzar preguntas del tipo: “estas noticias en casa nos preocupan, ¿cómo lo estás viviendo tú?”, puede ayudarnos a darles la oportunidad de que puedan hablarlo y validar sus emociones. Es importante saber que no somos sus únicas fuentes de información, por ello es fundamental ayudarles a ordenar esa información y comprobar si lo que están comprendiendo va en la línea de lo que deseamos que reciban. Por ejemplo, ante un conflicto bélico, no se trata de simplificar entre malos y buenos es importante señalar personajes y no comunidades así evitamos estigmatizar a grupos de población con futuros mensajes de odio.
En función de lo que nos vayan contando, podemos ofrecer acompañamiento en sus reflexiones, siempre adaptando nuestras respuestas a la edad y su grado de madurez. Es importante saber que, antes de los 9 años, sería recomendable huir de un lenguaje que provoque angustia. A partir de esa edad, es más fácil explicar algunos conceptos, ya que tienen un mayor vocabulario y comprensión. Desde los 12 años es muy importante hacer hincapié en que sepan diferenciar la realidad de lo que ocurre que de lo que no, por ejemplo de un videojuego o una serie. Con estas edades ya nos podemos sentar a su lado para buscar información que les pueda ayudar a entender el conflicto.
Si tienen móviles con acceso a redes sociales, es un buen momento para conocer qué contenidos están visitando y, si tienen dudas, tener la apertura para hablarlo y explicárselo; porque es muy fácil que puedan encontrarse con información falsa, sesgada y que eso tenga unas repercusiones negativas. Por suerte, hay páginas que nos ayudan a desmentir bulos, que en esta época de sobreinformación pueden llevarnos a creer cosas que no son. Malditobulo es una de ellas.
Recuerda ellos y ellas son una esponja de información, poseen receptividad a todo tipo de estímulos que pueden recibir de sus círculos más próximos. Es por ello, que la primera persona interesada en saber qué pasa y cómo contestar a ciertas preguntas eres tú. Algunas ideas que te pueden ayudar son:
- Transmitirles seguridad, y en ningún caso menospreciar sus temores.
- Validar las emociones que puedan sentir y animarles a expresarlas.
- Dejarles tiempo para que piensen en ello y no pretender resolver todo en una única conversación.
- No mentirles sobre lo que está ocurriendo. Es mejor ajustar la información pero que ésta sea veraz.
- Utilizar estas situaciones para trabajar valores como la solidaridad, el respeto o la empatía a través de acciones concretas.
Y sobre todo es importante seguir haciendo como hasta ahora, y acompañarles en este proceso para que sientan el afecto, la seguridad y el cariño, elementos que serán fundamentales para afrontar cualquier situación.