Los mensajes que reciben marcarán su imagen
Educar a nuestros hijos e hijas de forma que puedan respetarse, valorarse, que confíen en ellos y ellas mismas y que se traten con cariño será esencial para su desarrollo. Se trata de que construyan un buen autoconcepto, pieza clave para su autoestima. El autoconcepto hace referencia a la imagen que tenemos de nosotros mismos, mientras que la autoestima es la forma en la que valoramos esa imagen que hemos construido.
Acompañar a nuestros hijos e hijas para que formen una buena autoestima será uno de los ejercicios primordiales en el camino de la parentalidad, ya que esta no es innata y se desarrolla a lo largo de toda la infancia, desde los primeros años de vida, influenciada por la familia, el colegio y el medio social.
No se trata sólo de quererles, lo importante es que se sientan queridos
La autoestima es uno de los puntos que mejor prevé la calidad de vida nuestros hijos e hijas en el futuro. Las madres y padres necesitan conocer las necesidades de niños y niñas para que estas sean cubiertas, de tal forma que puedan disfrutar de una buena autoestima. En este caso, no se trata únicamente de querer a nuestro hijo o nuestra hija, sino de que se sientan queridos, para lo cual es importante hacerles llegar nuestros sentimientos, que se perciban como capaces, respetados, conscientes de todas sus fortalezas y limitaciones, de manera que puedan enfrentar sus desafíos con seguridad y confianza. Todos estos sentimientos formarán parte de su imagen. Para ello es fundamental decirlo y no darlo por hecho, abrazar, mirar a los ojos y preguntarles si se sienten valorados y vistos.
Por el contrario, niños y niñas con baja autoestima suelen tener una posición crítica hacia sí mismos, mostrando miedo a equivocarse, buscando la aprobación de los demás o teniendo dificultades para socializar.
Algunas madres y padres tienen miedo de enviar mensajes a sus hijos e hijas que hagan que tengan “demasiada autoestima”. Esta es una creencia errónea, ya que tener una autoestima alta no es algo negativo. Lo que puede ocurrir más bien es que podemos tener una autoestima inflada, que es cuando nos queremos por encima de las demás personas y valoramos exageradamente nuestras cualidades, por lo que la imagen que tenemos no está ajustada a la realidad. Por eso es importante valorar a nuestros hijos pero no mentirles. No es lo mismo decir, “me encanta cómo pintas” que “eres el niño que mejor pinta del mundo”. Una cosa es verdad y la otra muy probablemente no. Una le hace sentirse visto y valorado y la otra le hace creer que es el mejor haciendo algo, luego cuando lo haga mal se va a frustrar o cuando encuentre a alguien que lo hace mejor le va a costar gestionarlo sin competir.
Y yo, como madre, como padre, ¿qué puedo hacer para estimular su autoestima?
- No enfocar nuestra atención sólo en los resultados, sino en todo el proceso. Por ejemplo, no valorar únicamente la nota de un examen, sino todo aquello que ha llevado acabo para enfrentarse a él.
- Validar sus emociones. Es decir, necesitan saber que para nosotros sus emociones son importantes, que tienen derecho a expresarlas sin ser penalizados por ello. Otra cosas son las formas en las que se muestran (puedes decirme que estás enfadado pero no gritarme).
- Ofrecerles responsabilidad y autonomía teniendo en cuenta su edad. Puedan realizar actividades como vestirse, recoger su cuarto, ayudar en la cocina, etc. Esto hará que se sientan más capaces y fomentará su curiosidad.
- Fomentar su seguridad. Tener tiempo para escucharles, no compararles, ayudarles a tomar decisiones, etc.
- Mostrar nuestras limitaciones y nuestros errores. Recordad que para nuestros hijos e hijas somos sus modelos y que también podemos fallar y reparar el daño. Pedirles perdón cuando nos equivocamos es uno de los mejores aprendizajes que pueden adquirir.
- Evitar la sobreprotección para no generar inseguridad. Estar en hipervigilancia constantemente hará que los niños y niñas crean que viven rodeados de peligros, se mostrarán inseguros y dependientes.
- Cuidado con las críticas y los juicios de valor. Encasillarles con frases como “me tienes cansada”, “eres tonto”… causará sentimientos negativos en su imagen, sintiéndose sin valor y dañando su autoestima.
- Evitar los siembre y los nunca. A menudo recurrimos a ellos sin darnos cuenta, pero al usarlos les estamos permitiendo mantener conductas ya que les estamos diciendo que “siempre” o “nunca” hacen algo. Es mejor hablar desde la situación concreta y no generalizar.
Ten presente, para que nuestros hijos e hijas se acepten incondicionalmente y se conviertan en personas adultas seguras de sí mismos, madres y padres necesitamos esforzarnos desde su infancia porque somos los impulsores de su autoestima.
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