Pensemos por un instante en ese momento en el que estamos dando de comer a nuestro hijo o a nuestra hija y tira la comida al suelo. Ha sido un día horrible en el trabajo y no queremos descargar en casa, por ello, de forma amable le decimos “que bien cariño, sigue tirando la comida que ya está mamá para recogerlo todo”.  Mamá usa el doble sentido esperando que la acción cese; sin embargo, su peque ha entendido el significado de forma literal y, al tiempo, no comprende la situación porque sabe que la acción no está bien, se siente confundido. No saber mentir, tener dificultades para comprender el doble sentido o la ironía se produce porque aún no se ha desarrollado lo que conocemos como la Teoría de la Mente. 

TEORIA DE LA MENTE

La Teoría de la Mente o Mentalización es la capacidad de tener consciencia de las diferencias que existen entre el punto de vista de uno mismo y el de los demás. Esta facultad hace posible que tengamos en cuenta los estados mentales de otros (pensamientos, intenciones, creencias, emociones, deseos…) sin suponer que estos pensamientos son como los de uno mismo. De manera que, una persona que ha desarrollado la Teoría de la Mente puede atribuir ideas, deseos y creencias al resto de personas con las que interactúa y suponer lo que están pensando (ejemplo: yo creo que tú crees…). Y así conseguimos ir comprendiendo que el resto de personas tienen pensamientos distintos a los nuestros.  

Cuando es afianzada, su uso se vuelve constante y la utilización rutinaria de la Teoría de la Mente hace que, la mayor parte, se efectúe sin tener plena consciencia de la misma funcionando de manera automática y casi instintiva.   

¿Cuándo aparece? 

Se trata de una capacidad compleja que se desarrolla a medida que nuestro Sistema Nervioso va madurando, por lo que no nacemos con ella. Hacia el final del primer año de edad se produce un fenómeno conocido como la revolución de los nueve meses. En este momento, se puede observar cómo emergen habilidades que se van construyendo unas sobre otras potenciando la creación de conductas sociales complejas como el juego simulado. Cuando comprenden que la persona adulta, al jugar, usa un objeto que simula ser otro (ejemplo: usar una escoba como caballito), supone el inicio del desarrollo cognitivo, base sobre la que se construye la mentalización. Poco a poco, se irán adquiriendo más capacidades que incrementarán este desarrollo cognitivo. A partir de los 4 años somos capaces de suponer creencias que tienen otras personas y permitirá comprender la naturaleza representativa de la mente (ejemplo: yo creo que tú crees...); es en este momento en el que emerge la Teoría de la Mente.   

El proceso de refinamiento de esta capacidad continua; entre los 6 y los 7 años ya podemos entender las representaciones mentales de otras personas y hacer hipótesis como “mi hermano cree que mamá piensa que no ha ido a natación”. Y sobre los 9 años somos capaces de no contar un pensamiento porque sabemos que podría hacer daño, avanzando así, hacia la adquisición de procesos mentales cada vez más abstractos. 

Y… ¿Cómo sabemos si ha aparecido? 

La mentalización no surge de forma espontánea, sino que es resultado de la mezcla de muchos factores como maduración del Sistema Nervioso, adquisición de habilidades, aprendizajes y, además, cuenta con la etapa de los 4 años de edad para confirmar que el desarrollo evolutivo de nuestro hijos e hijas es totalmente adecuado a lo esperado.  

Tradicionalmente, se ha empleado el clásico método del paradigma de la falsa creencia; es una prueba que sólo puede ser solucionada de manera correcta si se es capaz de diferenciar los propios conocimientos sobre el entorno de lo que otra persona cree acerca de éste. Esto es, realizando una pregunta prueba que les obliga a predecir el comportamiento de otra persona con una creencia falsa (ejemplo: ¿Qué crees que pensará… sobre…?). Normalmente, los niños y las niñas de menos de cuatro años fallarán al dar una respuesta porque creerán que la otra persona tiene la misma información que ellos. Sin embargo, con 4 años la mayoría ya dan una respuesta correcta, prueba de que han hecho la transición hacia la Teoría de la Mente y de que han abandonado una percepción de la realidad más bien egocentrista

Estos resultados se han reproducido en diferentes escenarios incluyendo a niños y niñas con culturas de todo el mundo determinando que esto ocurre alrededor de los 4 años de edad en la mayoría de niños y niñas. Siendo uno de los principales hitos del desarrollo social. 

Qué papel tenemos la madres y los padres en su desarrollo?

Una de nuestras responsabilidades parentales principales es ofrecer estimulación temprana abundante, periódica y de buena calidad que permita potenciar sus funciones cerebrales lo máximo posible.  No sólo se trata de reforzar aspectos intelectuales o lingüísticos que, a priori, resultan los más llamativos; la estimulación temprana debe abarcar todas las áreas del desarrollo (motor, sensorial y social) fomentando el crecimiento y la interconexión neural respetando el carácter integral del Sistema Nervioso. 

Para que dicha estimulación sea apropiada, es importante aprender a leer su comportamiento, conocer y respetar sus necesidades evolutivas y, también, haciendo que sientan comodidad, seguridad y amor. Asimismo, reconocer las emociones, usar expresiones en casa para referirnos a lo que piensan los demás y, sobre todo jugar en familia puede ejercer una enorme influencia en el desarrollo de su cognición social. 

Conclusiones principales 

  • La Teoría de la Mente es la capacidad de comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones, sus pensamientos y creencias. 
  • Es una capacidad que requiere de maduración cognitiva y aprendizaje 
  • El paradigma de la falsa creencia es el método comúnmente asociado al establecimiento de la teoría de la Mente 
  • La estimulación tempana abundante, periódica y de buena calidad permite potenciar las funciones cerebrales. 
  • El juego es un elemento esencial en el aprendizaje del comportamiento social.  

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