AFECTO Primaria Primera infancia

Apego seguro: Un valor para la crianza en familia

Todos tenemos un modo de relacionarnos, de actuar, de expresar y de gestionar nuestras emociones. Estos estilos o tendencias están estrechamente relacionados con el apego.  

¿Qué es el apego?  

Seguro que has escuchado más de una vez la palabra apego, preguntándote qué es y por qué tiene tanta importancia. Entendemos por apego el vínculo afectivo que un niño o niña construye con una o varias figuras de protección (generalmente madres y padres), a las que percibe como más protectoras y cuidadoras para cubrir sus necesidades.  

Desde luego, mucha gente juzga cómo debemos criar a nuestros hijos e hijas. Opiniones como “déjalo llorar para que aprenda”, “ya tiene edad para que duerma solo” son sólo algunas de las más frecuentes, lo que puede crearnos dudas a la hora de afrontar la crianza. No obstante, esta clase de “consejos” deben de tomarse con cuidado, puesto que de los lazos que se crean en la infancia dependen muchas de las conductas en la etapa adulta.  

Fomentando un apego seguro 

Una de las funciones como madres, padres o personas cuidadoras consiste en cubrir sensiblemente las necesidades de los niños y niñas. Entre estas, es fundamental ser conscientes de que tienen unas necesidades afectivas que debemos asegurar todos los días. El objetivo es evidente, aunque cómo llegar a él a veces no es tan simple. Proporcionar un apego seguro en niños y niñas contribuirá a su bienestar emocional, a que se sientan seguros, a un óptimo desarrollo del lenguaje y del aprendizaje, así como a ser sociables. Algunos de los principios fundamentales para desarrollar un apego seguro son:  

  • Cariño incondicional, seguridad y protección. El contacto tanto físico como visual; abrazos, besos, caricias o palabras tiernas les harán percibir que son importantes y sentir que les queremos.  
  • Confianza e impulso de la autonomía. La curiosidad aparece desde muy pequeños. Déjales explorar, fomenta su autonomía, siempre pendiente de su seguridad, pero que sientan que confiamos en ellos y ellas. Evita así la sobreprotección. 
  • Disponibilidad y tiempo de calidad. Ser accesible implica estar disponible y comprender las necesidades, proporcionando un tiempo consciente que nos ayuda a comunicarnos.  
  • Normas y límites que le ayuden a regular su comportamiento. Deben ser compartidas por las personas cuidadoras, razonables y adaptadas a su edad.  

Beneficios en la vida adulta 

Como hemos comentado anteriormente, desarrollar un apego seguro en la infancia conducirá a construir vínculos afectivos sólidos en la adultez.  

Así, un apego seguro hará que disfruten de relaciones cercanas, sólidas y duraderas. Les complacerá tener contacto, pero no les producirá ansiedad la carencia de este. Además, mantendrán una percepción positiva en las diferentes áreas de su vida con alta autoestima.  

En definitiva, si estamos disponibles, si entendemos lo que necesitan y atendemos esas necesidades con sensibilidad, con cariño y con coherencia estaremos promoviendo la seguridad en el vínculo de apego que es fundamental para el desarrollo óptimo de nuestros hijos e hijas.  

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