En la actualidad, la tecnología evoluciona a una velocidad de vértigo, continuamente aparecen novedades que incorporamos a nuestra rutina ya que podemos ver a priori sus múltiples ventajas. No obstante, las posibles desventajas no suelen ser tan visibles desde un primer momento.
En cierta medida, esta idea se asemeja a lo que sucede con los niños y niñas y el manejo con las pantallas. Las nuevas generaciones nacen “con un dispositivo en sus manos” y muchos padres y madres no sólo contemplan las ventajas de que sus hijos e hijas tengan acceso a las tecnologías, como es el hecho de distraerse fácilmente, también se cuestionan los posibles daños y desventajas. ¿Cómo puede afectar el uso de pantallas en los hijos e hijas? ¿Qué papel juega en el hogar? ¿Cuándo puede empezar a tener acceso?
¿Es bueno el uso de pantallas en casa? ¿Cómo lo logro?
Resulta complicado marcar un punto medio entre un uso adecuado y un exceso de las nuevas tecnologías, por lo cual el papel de las madres y de los padres es muy importante, en la búsqueda del equilibrio entre la tecnología y otras actividades cotidianas. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha propuesto una serie de recomendaciones acerca del uso de las pantallas en menores. Para niños y niñas menores de 2 años se aconseja no tener ningún acceso a las pantallas, mientras que entre los 3 y 5 años un uso adecuado no debería exceder de una hora al día y “si es menos, mejor”, apuntan. A partir de los 6 años, recae la importancia en el establecimiento de límites sobre cuánto tiempo utilizar las pantallas y qué ver en ellas.
Si algo tenemos claro, es que no sería realista plantearse una educación sin pantallas. Como padres y madres, la tarea reside en que hijos e hijas disfruten de la tecnología de una forma saludable, alejada de adicciones y riesgos. Así que, ¿cómo introducir la tecnología de una forma beneficiosa para el conjunto familiar?
Es crucial la actitud que padres y madres tienen ante los dispositivos, serán el modelo a seguir. “¿Contestas a los correos del trabajo mientras cenas? Cuando vais al parque, ¿interactúas en sus juegos o estás pendiente del teléfono?” Es importante que el adulto comparta el juego y el aprendizaje. Para ello, el uso compartido de pantallas será fundamental, de manera que no interpreten la tecnología como algo íntimo, donde coger el dispositivo y tener libertad sea algo natural.
Desde una actitud positiva, la familia puede utilizar las pantallas para divertirse, conectar con familiares lejanos, aprender nuevos juegos, etc. Hablar sobre lo que ven, ayudarles a diferenciar entre publicidad y contenido, buscar un “acuerdo” para desconectar de los dispositivos a una hora concreta y relajarnos, hablar en familia… En definitiva, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, aprovechémoslas como herramientas de desarrollo y aprendizaje. Lejos de meramente prohibirlas resaltemos sus cualidades y transformemos su exposición en algo beneficioso.
Si tienes alguna duda o quieres saber más sobre el uso de pantallas en niños, niñas y adolescentes déjanos tu comentario.
Equipo PAIF.
Nieves
16 de abril de 2021Hola buenos días,
Quiero saber que recomendación hay para el uso de pantallas para u adolescente de casi 15 años
PAIF
19 de abril de 2021Buenas días Nieves,
En primer lugar, gracias por tu comentario.
La tecnología es una realidad que se nos impone, evita prohibir su uso y lejos de alarmarte, prepárate y prepara a tu hijo o hija impulsando habilidades para un uso responsable.
En esta etapa es necesario crear vínculos de confianza, una buena relación hará que te cuente lo que hace, acudirá a ti si tiene problemas. Mantén una comunicación abierta y hazle saber que cuenta contigo si tiene preguntas o inquietudes. Puedes utilizar la tecnología, como programas y juegos, para hablar sobre situaciones confusas y expresar opiniones sobre temas difíciles (amor, sexo, drogas, comportamientos…).
Una de las reglas básicas es pactar, buscar compromisos (establecer normas). Por ejemplo, hábitos simples como tener un horario para el uso de internet, dejar claro si puede usar las pantallas por la noche o no, en el salón o en su habitación, etc. Ojo, madres y padres también deben de cumplir las reglas (si no coge el móvil mientras cena, tú tampoco…).
Será importante fomentar la participación de la o el adolescente en otras actividades como deporte, ocio en familia, etc. Es decir, darles tiempos, experiencias y vivencias que no transcurran por las pantallas.
Además, impulsar una actitud crítica ante los mensajes que reciben y el origen de la información, así como hacerlos conscientes de la responsabilidad que supone reenviarlos o compartirlo es clave en este aprendizaje.
Te animo Nieves a que participes en nuestros programas de Afecto Adolescente, donde abordaremos estos temas. Puedes apuntarte aquí.